La Unión Europea cerrará este viernes el largo pulso entre los candidatos que aspiran a liderar el Fondo Monetario Internacional y suceder a Christine Lagarde. Tras semanas de intentos por encontrar un candidato de consenso sin éxito, los ministros de Finanzas de la UE elegirán a su aspirante al FMI en una votación por correo electrónico que empezó pasadas las ocho de la mañana. El ganador debe obtener una mayoría cualificada, esto es un 55% de Estados miembros a favor —un mínimo de 16 de los 28— que representen al menos el 65% de la población. Si no lo hubiera en la primera votación, esta se repetiría cuantas veces fuese necesario hasta que quede solo uno.
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El elegido no será automáticamente director gerente del FMI. Será solo el candidato europeo. Pero sus posibilidades de resultar finalmente elegido son muy elevadas. En sus 75 años de historia, un europeo siempre ha estado al frente del FMI y un estadounidense a la cabeza del Banco Mundial, por lo que de no respetarse ese pacto no escrito, se rompería con una tradición de más de siete décadas.
Tras la retirada a última hora del portugués Mário Centeno, dos hombres y dos mujeres están en la lista final para convertirse en la baza europea para el FMI. La ministra española de Economía en funciones, Nadia Calviño; el exministro holandés y exjefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem; el gobernador del Banco de Finlandia y excomisario europeo Olli Rehn y la actual consejera delegada del Banco Mundial, Kristalina Georgieva. Francia, que lidera el proceso, ha calificado a todos ellos de candidatos «legítimos y de excelente calidad».
No hay favorito claro que destaque entre los cuatro. Dijsselbloem cuenta con el respaldo de la todopoderosa Alemania y de los países del Benelux, pero en su contra pesa su tenso historial de relaciones con los países del sur, a los que dedicó un comentario despectivo durante su mandato en el Eurogrupo. El finlandés Rehn, asociado a las duras políticas de austeridad impuestas en la UE tras la Gran Recesión, es la opción preferida de los países bálticos y del Norte. La búlgara Georgieva cuenta con el aval de Francia y de su propio país. Y por último, Calviño debería ser capaz de movilizar el apoyo del sur, aún más tras la retirada de Centeno.
Fuente: El País